Madre…
Tu nombre es sinónimo de un amor puro, sacrificado y abnegado.
Llevas impregnada la esencia más grata y olorosa de la dulzura.
Eres la más exquisita rosa del jardín de Dios.
Das todo sin esperar nada a cambio.
Tienes en tu interior una fuerza increíble, tu fe remueve montañas y provoca milagros maravillosos.
Eres ejemplo de lo que es el perdón y la dedicación.
Madre…
¿Qué palabras podría yo decir para hacerte saber lo mucho que significas para mí y lo importante que eres en mi vida?
Eres virtuosa, tienes belleza, tu corazón es reflejo del mismo amor de Dios.
¡Te quiero tanto, que lo sepa el mundo entero!
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